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La separación y posterior segregación de las diferentes áreas de un banco basada en sus actividades principales, con castigos muy severos (disgregación) si un banco decide no implementar o seguir la legislación establecida.

Este requisito recoge que los banco ya no podrán mantener una única balanza y, entonces, ni niveles de core capital comunes, para lo que es la institución entera. Ahora, tienen separar sus actividades diarias dentro de la banca comercial de las actividades propias dentro de la banca de inversión. En inglés, se describe esta normativa con el término “ring-fence”, es decir, una “valla” que cerca y separa las diferentes partes de un banco según el tipo de actividades habituales que llevan a cabo. Esta norma ha causado mucha agitación dentro del sector bancario por los costes que suponen este tipo de restructuración forzada.

No obstante, las reglas nuevas supuestamente eliminarán algunos de los riesgos operacionales innecesarias para los bancos mientras que, a la vez, protegerán a los impositores de la necesidad de rescatar a los bancos cuando tengan problemas financieros graves. Si un banco no aplica la normativa o decide esquivarla, las autoridades bancarias tienen el poder de “electrocutarlo”, es decir, castigarlo con la disgregación total para que ya no podría operar como una organización bancaria.

Hay países como el Reino Unido, Alemania, Francia y, hasta cierto punto, los EE. UU. que han adoptado medidas similares.