Persona a la que otra otorga capacidad jurídica para actuar en su nombre en determinadas operaciones. Digamos que es como un representante.
El apoderado es designado a través de un documento conocido como poder, donde se especifican las capacidades que son otorgadas al apoderado.
Las entidades financieras, por ejemplo, actúan diariamente a través de apoderados. Es el caso de la formalización de un contrato de hipoteca, donde el trabajador de la entidad financiera firma como apoderado del banco.
Otra situación en la que se puede recurrir a un apoderado es en una Junta General de Accionistas, en la que aquellos socios que no puedan asistir, pueden optar por autorizar a otra persona que emita votos en su nombre.