La cuenta se representa con una T, en la que el lado izquierdo es
el debe y el lado derecho el haber. Los elementos que la forman son:
Saldo al inicio, aumentos o entradas, disminuciones o salidas y saldo final. Dependiendo del elemento patrimonial que representa, el saldo al inicio estará en el haber (saldo
acreedor) y los aumentos serán abonos y las disminuciones serán adeudos en la cuenta, o por el contrario si el saldo al inicio está en el debe (saldo deudor) y los aumentos serán adeudos o cargos y las disminuciones abonos en la cuenta.
Por ejemplo, en un préstamo bancario, en la contabilidad del banco representa un derecho de cobro de la deuda del cliente por lo que el saldo inicial de la cuenta que lo represente estará en el debe (deudor); las amortizaciones o pagos que el cliente haga del préstamo serán abonos para el banco; y viceversa, si el cliente solicita y se le concede una ampliación del préstamo, los
pagos que haga el banco al cliente serán aumentos, adeudos o cargos que se anotarán de nuevo en el debe.
El mismo préstamo, por el lado del cliente si este fuese una empresa, en su contabilidad tendrá los movimientos recogidos al contrario, es decir, el préstamo será una cuenta con saldo acreedor y las devoluciones serán anotaciones en el debe (adeudos o cargos) de esa cuenta.