suspensión de pagos

Es una situación en la que una empresa declara legalmente su incapacidad temporal para hacer frente al pago de las deudas contraídas con sus acreedores. El activo de la empresa no es lo suficientemente líquido como para poder pagarlas, por lo que necesita más tiempo. Al declararse la empresa en suspensión de pagos se llega a un nuevo acuerdo, entre ambas partes, que incluirá un nuevo plazo o nuevas condiciones de pago.

La diferencia entre suspensión de pagos y quiebra radica en que en la primera la empresa aún dispone de activos con los que hacer frente a la deuda, solo que, o bien no son lo suficientemente líquidos en el momento y por lo tanto necesita más tiempo para poder venderlos y hacer frente a las deudas, o tiene pendiente el cobro de deudas con sus clientes y también necesita más tiempo para que éstos paguen. Con cualquiera de las dos maneras la empresa acredita que su negocio sigue en funcionamiento y que seguirá siendo capaz de desarrollar su actividad. Se considera este estado una situación de insolvencia transitoria.

Como conclusión, para que una empresa pueda pagar sus deudas, y así terminar con esta situación, hay dos opciones a las que puede recurrir:

- Liquidar sus activos: lo que supone la venta de edificios, vehículos de transporte, entre otros. Suele ser la opción más drástica, pero siempre se intenta que la empresa pueda seguir funcionando para así permitir a todos los acreedores cobrar sus deudas.

- Llegar a acuerdos con los acreedores: los conocidos acuerdos de quita y espera, que se basan en que la empresa elimine parte de su deuda con los acreedores, o bien se le ofrezca más tiempo para pagarles. Los acreedores suelen preferir esta opción ya que suele ser mejor cobrar algo antes que nada, y cobrar más tarde antes que nunca.

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