La energía hidroeléctrica es aquella que utiliza el agua en movimiento para poder obtener electricidad.
Esta energía comenzó a utilizarse a finales del siglo XIX. De hecho la primera central se construyó en las cataratas del Niágara. Las centrales están formadas por una presa y una central. El agua contenida en la presa o embalse se desliza a través de una tubería que salva un gran desnivel. De esta manera coge la suficiente fuerza para hacer mover las palas de la turbina que se encuentra en la central, transformándose de esta manera esa fuerza en electricidad. La energía hidroeléctrica proporciona casi una quinta parte de la electricidad que se consume a nivel mundial. Una de las mayores centrales hidroeléctricas del mundo es la situada en China, conocida como la presa de las tres gargantas. Existen otro tipo de centrales dentro de estas mismas, que son las denominadas centrales de bombeo. Se caracterizan porque disponen de dos embalses, uno superior y otro inferior, que están conectados por tuberías. De este modo, cuando en el sistema se detecta un excedente de electricidad, la central bombea el agua hacia el embalse superior para, cuando sea necesario, se pueda aprovechar de nuevo la fuerza de ese agua, al volver a caer a la turbina inferior para la producción de electricidad.