El valor añadido hace referencia al valor que se aporta tanto a un producto como a un servicio, dando como consecuencia que tanto el producto o servicio posea un mayor valor que al principio de un proceso productivo. Se puede decir que es la diferencia del valor de venta del producto menos lo que ha costado producirlo.
Además existe un
impuesto destinado a este concepto, llamado impuesto sobre el valor añadido, y que se conoce comúnmente como
IVA.
Es un tributo, más concretamente un impuesto indirecto que recaudan y liquidan los empresarios, aunque los que lo pagan son los consumidores. Su principal objeto es gravar el consumo.
En especial grava las siguientes operaciones:
- Entregas de bienes y prestaciones de servicios ofrecidas por empresarios o profesionales.
- Adquisiciones intracomunitarias de bienes.
- Importaciones de bienes. El funcionamiento es el siguiente. En la cadena de comercialización, cada empresario paga el IVA a sus proveedores y lo cobra a sus clientes. Para los empresarios el IVA no es un gasto, sólo que ellos lo recaudan para luego darle lo obtenido a Hacienda.
Existen
3 tipos de IVA, en función del bien al que se refiera:
- General (21% )
- Reducido (10%): entre algunos de los diferentes productos/servicios están los alimentos, transporte de viajeros, servicios de hostelería, etc.
- Superreducido (4%): sobre todo aplicable a los productos de primera necesidad, así como libros, periódicos y viviendas de protección oficial entre otros.