Dinero que obtenemos de una inversión y cuya cantidad dependerá de los resultados de la empresa que los emite, del mercado de valores (bolsa) y/o del tipo de interés asociado.
Los valores mobiliarios de renta variable no garantizan la devolución del capital invertido ni siquiera la obtención de una
renta, por depender de factores externos como los comentados, etc.
Por lo general, los instrumentos de renta variable aportan a su
tenedor mayores
ganancias que los
activos de renta fija, pero a cambio de un mayor
riesgo. Es normal que este tipo de
inversiones se realice a corto o medio plazo. Son valores de renta variable las
acciones, las
obligaciones convertibles y las participaciones en fondos de inversiones, entre otros.
Si la evolución del mercado o de la empresa es la esperada, la inversión puede tener
pérdidas, por lo que es importante consultar bien el tipo de
activo en el que se está invirtiendo o la estrategia que se espera utilizar.
En las inversiones de renta variable, es importante tener en cuenta la
volatilidad (variaciones históricas de los valores) y la duración (plazo medio de
vencimiento). Las
acciones son el
activo financiero de renta variable por excelencia, y su
rentabilidad, en forma de
dividendos, dependerá de determinados hechos relacionados con la empresa emisora (
beneficios obtenidos, política de reparto de dividendos, etc.).
También son valores de renta variable las obligaciones convertibles (
títulos financieros que ofreciendo unas características muy similares a las que ofrece un título de
renta fija, además, deja abierta la posibilidad de poder convertirlo en un título de
renta variable) y las participaciones en fondos de inversiones (instrumento de
ahorro que reúne a un gran número de personas que quiere
invertir su
dinero, el cual es gestionado e invertido por una sociedad gestora).