Es aquel en el que las negociaciones de bonos, acciones, derivados y otros activos se realizan fuera del ámbito de las bolsas formales y por lo tanto están sujetos a regulaciones más laxas.
En los mercados no organizados no se somete a una reglamentación entre los agentes o intermediarios, las operaciones que se realizan no están estandarizadas, sino que las condiciones de las mismas son fijadas de forma libre y directa por las partes. Tampoco suelen tener una sede física, ya que en la mayoría de los casos las negociaciones se realizan por teléfono u ordenador.
En la actualidad los mercados no organizados son utilizados por muchas instituciones financieras para cubrir riesgos sobre tipos de interés o sobre rentabilidad en sus productos.
Las ventajas de esta modalidad son muchas y se derivan de la libertad entre las partes de fijar las condiciones del contrato, que se ajusta a las necesidades tanto de los compradores como los vendedores. Sin embargo este tipo de mercados tiene grandes limitaciones debido a la escasa liquidez. Asimismo, dentro de las desventajas se encuentra el hecho de que sean operaciones menos reguladas, con el riesgo que ello conlleva.