instituciones microfinancieras

Para definir que entendemos por instituciones microfinancieras nos basaremos en el término de microfinanzas. Las microfinanzas se definen como los servicios financieros para los clientes de bajos ingresos. En la práctica, el término se usa más precisamente para referirse a los préstamos y otros servicios de los proveedores que se identifican a sí mismos como “instituciones microfinancieras” (IMF). Estas instituciones utilizan los nuevos métodos y servicios desarrollados durante los últimos 30 años para ofrecer pequeños préstamos a las y los prestatarios no asalariados, teniendo poca o ninguna garantía. Estos métodos incluyen préstamos grupales y solidarios, requisitos de ahorros pre-préstamo, aumento gradual del préstamo y una garantía implícita de acceso directo a préstamos futuros si los préstamos son reembolsados íntegramente y con prontitud, entre otros.

Las instituciones microfinaniceras surgen o es el resultado del vacío con el que se encuentran los colectivos más pobres de la sociedad.

Desde el punto de vista del coste, el riesgo y la comodidad, los servicios financieros para los pobres suelen ser limitados. El dinero en casa puede estar poco seguro y perder valor por la inflación y ciertos tipos de crédito, sobre todo de prestamistas, son sumamente costosos. Las asociaciones de ahorro y crédito rotatorio son poco seguras y no suelen ser muy flexibles en cuanto al monto ni al plazo de los depósitos y los préstamos.

Las cuentas de depósito exigen un mínimo y pueden ser estrictas en cuanto a las extracciones. Las instituciones formales por lo general exigen garantías de préstamo fuera del alcance de la mayoría de los pobres. Frente a ese vacío, en las últimas tres décadas han surgido instituciones microfinancieras (IMF) que atienden a clientes de pocos ingresos.

En un principio, la mayoría funcionaba como organizaciones no gubernamentales sin fines de lucro y con vocación social. Inventaron técnicas de crédito: en vez de garantías prendarias, reducían el riesgo mancomunando garantías, valorando el ingreso del hogar o limitando los primeros préstamos a sumas pequeñas. La experiencia ha demostrado que los pobres devuelven fielmente los préstamos sin garantía y están dispuestos a absorber el costo total de otorgarlos: para ellos, el acceso es más importante que el costo.

Las instituciones microfinancieras bien administradas pueden superar a los bancos comerciales tradicionales desde el punto de vista de la calidad de sus carteras. En algunos países, las instituciones microfinancieras líderes son más rentables que el banco comercial de la región. El microfinanciamiento no satisface más que una pequeña fracción de la demanda estimada de los hogares pobres. Muchas instituciones han demostrado que es posible ofrecerles servicios sostenibles a gran escala, pero aun así la mayoría es frágil, depende mucho de los donantes y tiene pocas probabilidades de crecer o independizarse. Son únicamente las organizaciones profesionales y financieramente sólidas las que tienen posibilidades de competir para ganar, conseguir préstamos comerciales, estar habilitadas para recibir depósitos, y crecer en escala de influencia. Para lograr su máximo potencial, el microfinanciamiento debe dejar de ser un servicio especializado en los países en desarrollo y pasar a integrarse plenamente al núcleo de su sistema financiero.

Crear sistemas financieros para los pobres implica crear dentro del país intermediarios financieros sólidos capaces de movilizar y reciclar el ahorro interno. El capital de los donantes e inversionistas sociales extranjeros disminuye a medida que maduran las instituciones y los mercados. Por eso cada vez más instituciones microfinancieras realizan los trámites para adoptar una forma como bancos o sociedades financieras especializadas, lo que les permite autofinanciarse ingresando a los mercados de capital y captando depósitos de grandes inversionistas institucionales y también de clientes pobres.