Es el acrónimo de Índice de precios al consumo. Para elaborar este indicador se seleccionan una serie de productos y servicios representativos de la “cesta de compra de las familias” con el objetivo de analizar la evolución de sus precios.
Es un indicador económico que registra la evolución de los precios de un conjunto de bienes y servicios (cesta de gasto familiar). Si el IPC es positivo significa que los precios han subido durante el periodo analizado, y si es negativo significa que han bajado en el mismo.
Para realizar el cálculo del IPC se lleva a cabo una encuesta en los hogares españoles (Encuesta Continua de Presupuestos Familiares o Encuesta de Gastos de los Hogares). Esta encuesta recoge los bienes y servicios que las familias consumen de manera regular, que pasa a ser la “cesta familiar”.
El IPC debe ser representativo, de manera que cubra la mayor parte de la población que vive en el país donde se realice el cálculo, y debe poder ser comparable con el IPC de otros países y con el IPC de otros períodos del mismo país. Supone una medida importante para conocer cuánto están subiendo los precios de los productos que son más significativos del gasto de una familia, es decir, los que más se consumen, y poder comparar si nuestro salario aumenta en la misma proporción.
De esta manera, veremos cómo se ve afectado nuestro poder adquisitivo. Si el IPC registra una subida muy elevada, supondrá que nuestro poder adquisitivo se vea reducido, ya que con la misma cantidad de dinero, podremos comprar menos bienes y servicios. Puesto que como hemos venido mencionando, el IPC refleja la variación del precio de los productos, que suele ser utilizado como indicador de la inflación para actualizar deudas y salarios, o como una estimación del coste de vida.
Desde que algunos países en Europa pasaron a formar parte de la “Zona Euro” se han visto con menos flexibilidad para llevar a cabo sus índices de precios, ya que deben hacerlo atendiendo a las normas del Banco Central Europeo (BCE), y más concretamente gracias a Eurostat, que es el Sistema Europeo de Homogenización de Estadísticas. De esta manera, en ocasiones se oye hablar del IPCA (Índice de Precios al Consumo Armonizado) o del IPI (Índice de Precios Industriales) en lugar de IPC, aunque, en el caso de España, presentan pocas diferencias.