Información contable, estados financieros (cuentas anuales), informes o documentos soporte de la misma, que son elaborados por las empresa o instituciones y suministrados a los agentes económicos para que tomen sus decisiones, preferentemente en el corto plazo.
La información puede ser sometida a procesos de agregación (consolidación) y/o revisión y verificación contables (auditoría de cuentas) para que posteriormente el usuario de la misma incorpore otro tipo de datos, que puede tener un origen extracontable, para el análisis de la situación de la empresa o institución. Para ello se aplican una diversidad de técnicas, métodos y herramientas que proporcionarán un amplio conjunto de indicadores representativos de la actividad realizada en sus múltiples vertientes (patrimonial, financiera, de resultados, de variación de fondos, etc.) que facilitarán el diagnóstico sobre la gestión y la acción a seguir en cada caso.
Los usuarios potenciales de la información financiera se clasifican en dos grupos:
(1) Aquellos que tienen un interés económico directo (propietarios e inversores, clientes, prestamistas, empleados y gerentes o directores, que han sido encargados de la gestión de la empresa en interés de los propietarios);
(2) Aquellos que tienen un interés económico indirecto (analistas financieros, asesores y consultores, autoridades reguladoras y sindicatos).
La información financiera permite identificar puntos fuertes y débiles de la compañía y determinar su liquidez y solvencia, estimar tesorería, evaluar rendimientos, predecir beneficios futuros, determinar el riesgo de invertir o prestar a la empresa, etc.