Es una rama de la contabilidad que se ocupa de analizar las operaciones de producción e intercambio que se realizan entre las personas, secciones y departamentos de una organización, especialmente una empresa.

La contabilidad de gestión se realiza por el contable de gestión, habitualmente conocido como controller financiero y entre sus tareas está la elaboración de presupuestos, el control de gastos, el cálculo de los costes, la realización de auditorías y el seguimiento de la tesorería. En ocasiones también se encargan de tareas de consolidación de las contabilidades de las distintas empresas de un grupo empresarial.

Se trata de una disciplina de gran interés, en particular en un momento en el que las empresas tienen necesidad de tomar decisiones para mejorar en eficiencia y fomentar el ahorro y el control de los gastos. Aunque viene siendo habitual en las grandes empresas, debido a la complejidad de gestionar una organización con distintos productos y presencia en diferentes países, cada vez más pymes (medianas o grandes) muestran interés por este perfil.

Los contables de gestión se caracterizan por su capacidad de analizar y organizar, tienen una mente abierta para aprender todo lo necesario de los procesos que realizan sus organizaciones, de manera que son capaces de distinguir qué información necesitan capturar para medir los consumos, las actividades, la producción y los ingresos para determinar el resultado interno, aquel relacionado únicamente con los aspectos propios de las actividades principales de la organización. Su objetivo es asignar el valor de las actividades y los productos, en euros, para analizar su rentabilidad, justificando las causas y los efectos de los cambios en las circunstancias de la empresa.

Su principal finalidad es la de mejorar el control en la organización, racionalizando los gastos.