Es la pérdida que puede sufrir una de las dos partes que componen un contrato, porque la otra incumpla las condiciones u obligaciones que se acordaron. En el ámbito económico-financiero, es la pérdida que sufre un agente económico que presta dinero u otro activo ante el incumplimiento de la otra parte, la devolución de ese dinero o activo en la cuantía y plazo acordado.

Tradicionalmente este riesgo de crédito se asociaba a entidades financieras y bancos pero se puede hacer extensible a empresas, personas físicas, etc. Este riesgo de crédito viene determinado o es el resultado a su vez de otra serie de riesgos:

- El riesgo de impago (default): que consiste en que la parte que queda como endeudada o acreedora incumpla las obligaciones del contrato relacionadas con el calendario de pagos de intereses y capital.

- Riesgo de diferencial de crédito (credit spread): Es el riesgo de que baje el precio de un activo por el aumento de los diferenciales de crédito. El rendimiento de un activo es equivalente al rendimiento de un mismo activo sin riesgo más un diferencial que compense el riesgo. Ese diferencial es conocido como diferencial de rendimiento. Pues entenderemos como diferencial de crédito, la parte del diferencial de rendimiento debida al riesgo de crédito. riesgo de bajar de categoría (downgrade) Una importante herramienta para medir el riesgo son las calificaciones de crédito que elaboran las agencias de rating tales como S&P, Moodys o Fitch. Se asigna a la deuda o crédito una calificación que representa la probabilidad de que se pague.

Los tipos de interés aplicados, son consecuencia directa o tienen una gran relación con el riesgo de crédito. Así ante dos operaciones iguales en las que la única diferencia sea la probabilidad de recuperar el importe, es decir el riesgo de crédito, se aplicará un interés mayor a la operación con mayor riesgo. Se exige una mayor rentabilidad a las operaciones con más riesgo, esto se puede ver fácilmente en los intereses pagados por los países para colocar su deuda.

El diferencial de tipos es el resultado del distinto riesgo de crédito que aprecian los mercados. En el Plan de Basilea se establece una serie de medidas con el objetivo de garantizar que los bancos y entidades financieras tengan una mejor posición y fortaleza ante riesgos como los de crédito, que no les deje al borde del abismo y con ellos el sistema económico. Se basa en los siguientes pilares: aumento del capital mínimo, supervisión de los fondos propios y superar pruebas de estrés bancario, y ceñirse a unas normas de transparencia y homogeneidad bancaria internacionales.