Es la cuantía extra que se paga por
disponer de una cantidad prestada. Esa cantidad concedida se denomina
principal, y el resto del dinero que el cliente paga a la entidad que se lo
presta, son los intereses.
Una persona paga intereses cuando está
devolviendo un dinero, digamos que es el precio que le cuesta recibir
financiación, pero también puede cobrar intereses del banco en caso de tener una
cantidad considerable depositada en la entidad o algún producto que le genere
intereses.
En este sentido,
el interés es el ingreso económico obtenido después de
un periodo de tiempo por una inversión realizada
en capital.
Puede ser interés simple,
interés de un capital sin agregar los réditos, o interés
compuesto, interés de un capital en que se acumulan
los réditos para que generen otros.
El interés siempre se calcula sobre el
total de la cantidad prestada o depositada.
Existen diferentes tipos de interés:
-
Interés Fijo: Se aplica el
mismo interés durante toda la vida del producto sin importar las variaciones
del mercado.
-
Interés Variable: El tipo de
interés cambia en función de las variaciones del mercado. Suele expresarse como
la suma de un índice de referencia (Euribor) más un diferencial, que es una
parte fija.
-
Interés Mixto: Al
comienzo del producto, puede ser durante los primeros años, la tasa de interés
es fija, y luego puede ser variable, dentro de unos márgenes establecidos,
hasta que finalice el producto.
El interés suele medirse en forma de porcentaje anual
sobre la cantidad prestada (TAE).
Productos de financiación o de
inversión, siempre indican entre sus condiciones el TIN y la TAE, (para hacer
comparaciones siempre debemos guiarnos por la TAE).
Con el Tipo de Interés Nominal, TIN,
se indican los intereses que te cobrarán. Mientras que la TAE, Tasa Anual
Equivalente, engloba no solo los intereses, sino el coste total que te supondrá
el producto. Es decir, tiene en cuenta además del interés, las comisiones y
otros gastos que puedan incluirte.